Tarímbaro se encuentra en un momento crucial de su historia.
Un punto de inflexión donde las voces de su gente, especialmente las de sus mujeres, comienzan a resonar con más fuerza que nunca.
Durante años, el municipio ha sido gobernado exclusivamente por hombres, y aunque las mujeres han estado presentes, trabajando, aportando y construyendo desde diferentes frentes, su acceso a los espacios de toma de decisiones ha sido limitado por inercias históricas y estructuras de poder que se resisten al cambio.
Estas resistencias no son nuevas.
Pero hoy, frente a una ciudadanía cada vez más consciente, más exigente y más comprometida con la justicia social, ya no pueden seguir pasando desapercibidas.
El pueblo de Tarímbaro está despertando, y con ese despertar viene una verdad poderosa: no puede haber verdadera transformación sin equidad, sin representación real, sin la participación plena de las mujeres.
Este nuevo horizonte se enmarca en un contexto nacional esperanzador.
Con la llegada de la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo a la Presidencia de la República, México ha dado un paso histórico hacia la igualdad sustantiva.
Su triunfo, en el corazón de la Cuarta Transformación, no solo es un logro político, es un símbolo, una inspiración viva para millones de niñas y mujeres que hoy saben que también pueden soñar con estar al frente, que su voz cuenta, que su capacidad importa.
Y Tarímbaro no es la excepción. Aquí también hay mujeres valientes, preparadas y con trayectorias que merecen ser reconocidas.
Mujeres que han demostrado compromiso con su comunidad, que conocen las necesidades del pueblo y que tienen la sensibilidad y la firmeza necesarias para gobernar con una visión humana y transformadora.
Cada vez son más las y los ciudadanos que se preguntan con convicción: ¿por qué no una mujer al frente de nuestro municipio?
¿Por qué no escribir una nueva historia, una historia donde el liderazgo femenino sea parte del cambio que tanto anhelamos?
Es hora de dejar atrás viejos esquemas que ya no representan a una sociedad diversa, dinámica y exigente.
Es hora de confiar en el talento, en la preparación y en la entrega de tantas mujeres que, por años, han trabajado desde las sombras, esperando una oportunidad que ahora, finalmente, parece estar más cerca.
Tarímbaro merece un gobierno que escuche, que actúe con empatía, que mire a todas y todos por igual.
Y ese tipo de gobierno también puede –y debe– ser encabezado por una mujer.
Porque sí, está llegando el tiempo de las mujeres en Tarímbaro.